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Siga el laberinto de arbustos hasta la ipomea, que tiene pimpollos muy perfumados.
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La ipomea que Keren había recogido yacía sobre el umbral.
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Un buen ejemplo es la ipomea, que brota con pudor, mostrando su llamativo color amarillo.
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No podéis la ipomea bajo ningún concepto, debió de decirles, y con la jefa no se discute.
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Pronto encontré la ipomea, de penetrante perfume, con su negro follaje lustroso, que trepaba por el muro.
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Después fui hacia los ventanales y los abrí para que la fragancia de la ipomea llenara el dormitorio.
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Estaba decidida a cambiar esa situación, por lo que elaboré un compuesto con las sustancias más virulentas que conseguí: mandrágora, ipomea y tejo.
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Vio la bocina en forma de flor de ipomea del fonógrafo, reluciente y llamativo en un rincón; el piano con su sonrisa plana y dentada.
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El aire estaba intensamente perfumado por la fragancia de ipomea, en forma de plato, cuyos tallos trepadores dominaban el porche de la residencia del médico.
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Era una habitación grande con suelo de baldosas de cerámica, paredes estucadas y amplias puertaventanas, desde donde se veía el mar detrás de la ipomea.
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Parecida al lóbulo más claro de la flor del guisante, o a la variedad muy poco discreta de la ipomea o de la correhuela...
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Las ipomeas caían de lo alto de las vallas como cascadas azules.
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Tiene los ojos malva, del color de las ipomeas, e irradian inteligencia.
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Cuando terminó, los primeros rojos albores del día iluminaban las ipomeas.
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Había arcos de hojas de cactos, bambúes, cañas, ipomeas silvestres, muertas.
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Azucenas, ipomeas... flores marchitas... ¿una de esas flores podía ser madreselva?